CULTIVA TUS PROPIAS VERDURAS ECOLÓGICAS

 

  • Comerás verduras 100% ecológicas, sin pesticidas.
  • Participarás en un modelo de agricultura sostenible.
  • Podrás enseñar a tus hijos el respeto por la naturaleza.
  • Vas a ahorrar en tu cesta de la compra.

  • Tendrás verduras y hortalizas para regalar a quien quieras.

  • Podrás enseñar a tus hijos el respeto por la naturaleza

  • 28 de febrero, 2019

    Si quieres tener un huerto ecológico en casa o en el jardín estas de enhorabuena, pues en este blog te explicamos los 9 pasos sencillos para conseguirlo.

     

    En esta ocasión te enseñamos los pasos para que consigas una sencilla huerta ecológica para que puedas sembrar tus propias verduras y hortalizas.

    ¡Sigue leyendo y toma nota!

     

    Te enseñamos los puntos esenciales para hacer un huerto ecológico paso a paso.

     

    1. Lo primero es limpiar bien el terreno donde va a ir el huerto.

    Si no haces esto al principio puedes olvidar todo lo demás. Piensa, es lógico que cualquier planta necesite y quiera crecer en un entorno favorable. Es ley de vida, y las plantas están vivas.

    Por tanto no olvides este importantísimo paso antes de hacer ningún otro.

    Es necesario que quites todas las piedras, terrones, ramajos y malas hierbas que se hayan adherido al terreno, dejándolo liso y libre de elementos que puedan impedir el crecimiento de la planta.

    2. Riega ligeramente el terreno al menos 24 horas antes de empezar a sembrar.

    3. Utilizamos nuestro motocultor para remover y labrar la tierra.

    En nuestra web tenemos la más amplia gama de motocultores y motoazadas donde podrás comparar modelos y precios.

    4. Retira raíces antiguas.

    Es posible que tras labrar la tierra con el motocultor o la motoazada salgan raíces y ramas. Retíralas igualmente con rastrillos u otros aperos agrícolas, con la finalidad de que la tierra esté lo más limpia posible.

    5. Extiende sobre la tierra el abono ecológico.

    ¿Cuáles son los diferentes tipos de abono orgánico? Hay muchos, desde los excrementos sólidos de los animales (estiércol) hasta purines (líquidos), pasando por compost o humus de lombrices. Elige el que esté a tu alcance, pero siempre que sea de calidad.

    6. Trazamos los surcos con nuestro motocultor, de al menos 30 cm de hondo.

    7. Instala un sistema de riego por goteo.

    Es el más adecuado para un huerto, porque así no se desperdicia agua, logrando que ésta se reparta por toda la tierra.

    8. Plantamos las semillas. Recomendamos esperar unos días para que el abono se mezcle bien con la tierra.

    9. Si vas a sembrar tomateras o plantas tipo enredaderas es necesario instalar tutores o espalderas, que ayuden a que la planta crezca sin que se rompa el tallo.

    Ahora toca esperar a que nuestra huerta ecológica vaya tomando forma.

     

  • 28 de enero, 2019

    La creación y desarrollo de un huerto urbano doméstico tiene múltiples beneficios, no solamente económicos sino también ambientales, físicos y psicológicos.  

    Jordi Sabaté

    Las 10 ventajas que pueden reportarnos un huerto de ocio son:

     

     

    1. Ahorramos en el presupuesto en hortalizas

    Si medimos bien nuestras necesidades y hacemos una inversión acorde a las mismas, un huerto urbano doméstico nos puede salir muy rentable una vez hemos amortizado el gasto en el recipiente, la tierra, los fertilizantes, las semillas, etc. El principal gasto será el de el contenedor del huerto, que se suelen situar sobre los 70 a 100 euros. Para una familia de cuatro miembros, seguramente baste con uno de 90 litros donde podamos diversificar los cultivos en función de nuestras necesidades.

    Es importante medir qué consumo de verduras queremos tener y de qué tipos, y en función del mismo sembrar la cantidad justa de semillas para cada hortaliza que deseemos obtener. Para ser más precisos podemos utilizar semilleros, donde estas germinarán, o bien dosificadores, que nos permiten inocular a la tierra la cantidad de semillas justas para asegurar un crecimiento, que suelen ser dos o tres.

    La ventaja del semillero es que nos permite tener siempre en batería nuevas plantas germinadas que sustituyan a las que arrancamos para consumir. Deberemos, además, guardar una distancia entre cultivos de las diferentes hortalizas para evitar que al crecer se solapen y se cree humedad que dé lugar a plagas de gusanos o caracoles, hongos, etc. Si tenemos todos estos factores en cuenta, a buen seguro podremos borrar las hortalizas del gasto familiar. 

     

    2. Tenemos un control total sobre los tratamientos

    En las hortalizas de nuestro huerto urbano doméstico se producirán plagas, crecimiento de malas hierbas y vendrán insectos y caracoles a pegarse el festín. Podemos optar por usar tratamientos químicos u hormonales (herbicidas y pesticidas) o bien podemos tomarnos la molestia de arrancar las malas hierbas por nosotros mismos, eliminar las hojas o ejemplares que veamos afectados y usar otros métodos ecológicosde eliminación de plagas. De este modo tenemos un control absoluto sobre el modo en que se produce la hortaliza.

     

    3. Eliminamos de la huella ecológica

    En un huerto urbano doméstico el alimento viaja desde el balcón o la azotea a la cocina, sin necesidad de transporte que aumente las emisiones de efecto invernadero o la contaminación ambiental. Tampoco se producen desperdicios por almacenamiento o cambio de intermediarios durante la distribución ni descartes por motivos estéticos. Finalmente, como hemos comentado, tenemos un control sobre los tratamientos y evitamos los no ecológicos. De este modo reducimos la huella ecológica o daño sobre el medio ambiente.

     

    4. Nos familiarizamos con la horticultura y sus condiciones

    Comenzar a plantar distintos tipos de semilla de hortaliza descubriremos cómo es su evolución, que partes son las comestibles y qué necesidades y cuidados requiere cada especie. Nos sorprenderá, si somos novicios en la materia, ver lo poco que sabíamos a priori sobre el mundo de los vegetales de huerta, los ciclos climáticos de cada uno de ellos, las épocas óptimas para plantarlos o cuáles son las principales plagas que les afectan. 

     

    5. Aumentamos nuestra ingesta de fibra vegetal

    Sin duda con un huerto urbano estaremos más motivados a consumir fibra vegetal, lo que traerá múltiples beneficios para nuestro equilibrio dietético, la bajada del índice glucémico en nuestra sangre, nuestrasfunciones digestivas y la buena salud de nuestra flora intestinal.

     

     

    6. Hacemos ejercicio físico moderado

    Las necesidades de un huerto urbano hacen que debamos mover los brazos, agacharnos, inclinarnos, levantar y sostener pesos, etc. En definitiva, son una fuente de ejercicio físico moderado que sin embargo variará en función del tamaño y extensión del huerto. Para muchas personas que no practican ningún tipo de ejercicio intenso y llevan una vida sedentaria durante la semana laboral, este tipo de instalaciones pueden resultar muy beneficiosas.

     

    7. Adquirimos conciencia ambiental

    Aprenderemos cuáles son las frutas y verduras de cada temporada y así evitaremos buscarlas en el supermercado fuera de su estación, algo sumamente antiecológico. También seremos conscientes de la importancia y el valor del agua para mantener un suministro de alimentos.

    Adicionalmente, conoceremos los animales y otras plantas que se relacionan con cada hortaliza y cómo, además de alimentarse de ellas, conforman un pequeño ecosistema que merece ser conservado en equilibro, algo que no sucede cuando se aplican pesticidas y herbicidas. 

     

     

    8. Nos hace más metódicos

    Un huerto urbano tiene no pocos requerimientos que debemos atender: el abono de la tierra, la siembra en la época adecuada, el control de plagas y malas hierbas, la dosificación de las semillas, la estratificación por germinaciones en los semilleros, el momento adecuado de trasplante y el de recogida, etc. Todas estas tareas nos ayudarán a adquirir un método que nos puede venir bien para otros aspectos de nuestra vida.

     

    9. Fomentamos el consumo de semillas ecológicas

    El control que nos da el huerto urbano sobre la cosecha permite escoger con qué tipo de semillas queremos trabajar. Podemos comprarlas en centros de horticultura o podemos extraerlas de hortalizas que hayamos recolectado nosotros mismos o adquirido de tiendas especializadas en productos de proximidad y ecológicos. Así, en cada cosecha podemos quedarnos con una porción de las semillas, aprender qué tratamientos precisan y usarlas en la siguiente estación, si deseamos evitar las semillas transgénicas.

     

    10. Nos permite reciclar nuestros desperdicios alimentarios

    El mantenimiento de un huerto urbano exige abonos cada cierto tiempo para devolver a la tierra su riqueza orgánica y mineral. Podemos utilizar parte de los desperdicios alimentarios domésticos, aquellos que sean materia orgánica, para alimentar un tanque de compostaje donde los mezclemos con tierra que vayamos revolviendo y oxigenando para permitir su degradación. 

  • 05 de noviembre, 2018

    Crea tu propio Huerto Ecológico.

    La demanda del huerto ecológico transciende en la época del “desarrollo a toda costa”, del rendimiento sin control. Sin mirar en ningún momento el precio que estamos pagando por ello.

    Dicho de otro modo, estamos sacando dinero de una cuenta en la que nunca ingresamos nada. La necesidad por alimentarnos mejor esta entrando en nuestras casas. Las enfermedades de nuestro alrededor, nos están llevando inevitablemente en fijar nuestra mirada en algo más sano, el huerto ecológico.

    En concienciar a los más pequeños que ellos son los que harán continuar la evolución de las personas a una alimentación más saludable.Cada vez son más las personas que dan el paso y deciden hacer algo para contrarrestar los aportes negativos que, sin quererlo, lanzan contra el Medio Ambiente y, a su vez, contra ellos mismos.

    En este sentido, una buena opción es la creación de un huerto ecológico. Resulta una alternativa sencilla y económica, y aporta enormes beneficios, tanto al individuo como a la sociedad en general. Algunos de los beneficios que un huerto ecológico te puede regalar son:

    1. Tu espacio limpio: Tu huerto ecológico te permite alejarte de la gama de grises típica de la ciudad. Creando tu propio espacio verde en el que pasarás tiempo cada día, al volver de tus tareas cotidianas.
    2. Conservar lazos con la naturaleza: A pesar de la adaptación del ser humano a un medio de hormigón, el contacto con la naturaleza sigue siendo una necesidad esencial que no se debe perder, y subordinar nuestras actividades a los ritmos naturales, aunque sólo sea durante unas horas al día, nuestro huerto ecológico puede enseñarnos mucho.
    3. Acrecentar nuestra creatividad: Es una actividad que permite realizar nuestros propios diseños, en relación con nuestros gustos.
    4. Aumentar nuestro conocimiento: Es una afición que te educa minuto a minuto, puesto que nunca se llega a entender del todo a la naturaleza. Es cambiante y está regulada por muchos factores, por lo que los frutos de nuestro huerto también serán variables, y las posibilidades de aprender de ello muy amplias.
    5. Relax : Cada instante que pases observando y cuidando tu huerto te reportará un alto grado de relajación y confort, disminuyendo el estrés que hayas podido acumular durante el día.
    6. Nos obsequia con el placer y la seguridad de poder degustar alimentos cultivados por nosotros mismos, y que sabemos que están libres de pesticidas, fertilizantes sintéticos y demás productos perjudiciales para la salud.
    7. Hablando desde un plano más global, la generalización de la creación de huertos ecológicos también será capaz, con el tiempo, de hacer frente a esa doctrina de la rentabilidad de la que hablábamos antes. Que convierte a las plantas, a los animales y a las personas en meros números de los que sacar el máximo beneficio.
    8. Además de la actividad del huerto ecológico en sí, con sus incuestionables beneficios, cabría añadir el evidente beneficio social que las personas que la practican pueden infundir a la sociedad. Después de todo, cuando uno está bien y sabe por qué, siempre lo transmite a las personas que le rodean, ya sea voluntaria o involuntariamente.
    9. Así, podríamos enumerar distintos beneficios sociales y globales que puede aportar esta práctica:
    10. Crean conciencia ecológica integral: El simple hecho de que alguien comience un huerto ecológico ya refleja una preocupación por las agresiones que causa la agricultura tradicional, además de que, probablemente, alguien que se introduce en este mundo, influirá a otros, y éstos a su vez a otros tantos.
    11. Disminución de la huella de carbono colectiva: En propias palabras del catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, un metro cuadrado de cubierta vegetal es capaz de absorber unos 50 gramos diarios de CO2. Y no sólo eso, sino que esa misma superficie genera más o menos la cantidad de oxígeno que necesita una persona durante un año.
    12. Teniendo una pequeña porción de tierra cultivada, ayudamos a frenar la continua degradación y contaminación a las que están sometidos los suelos de todo el planeta, fruto de la actividad agraria intensiva.
    13. Es una práctica que aleja a la sociedad de la equivocada idea del beneficio a corto plazo. Los ciclos y períodos de nuestro huerto ecológico pueden tener la capacidad de crear cambios en nuestra forma de ver las cosas y de entender los problemas ambientales.
    14. Es un hobby social. Tu huerto ecológico es tu futuro. La gente que se introduce en este mundo comparte experiencias, costumbres y destrezas, creándose poco a poco un triángulo emocional entre la tierra, el individuo, y la sociedad.
    15. La creación de un huerto ecológico es algo más que un simple hobby. Significa adentrarse en un mundo a parte, enraizarse con la naturaleza, y familiarizarse y amoldarse a los ritmos de la misma, dejando de lado, aunque sea por un rato, el compás acelerado al que estamos sometidos en nuestro día a día.
    16. En la actual sociedad dominan los valores productivos. Prácticamente todo lo que en este mundo sucede se rige por el mercado económico, y parece no importarnos en absoluto el estado de salud en el que estamos dejando nuestro hogar último, que es el planeta Tierra.
    17. La naturaleza y la vida en el huerto ecológico desarrollan facultades en los humanos que necesitamos realmente para nuestro día a día. Entender como conviven las especies y como funciona la naturaleza, enriquece a cualquier individuo. Un huerto ecológico es un contacto perfecto con ella.

    Fuente:

    https://www.planetahuerto.es/revista/por-que-un-huerto-ecologico_00250

    https://elparaisodelahuerta.com/servicios/

  • 18 de octubre, 2018

    Estamos en época de plantación de las verduras de invierno. (Brócoli, borraja, acelga, cardo, col de hoja, coliflor, alcachofa, etc. Además de las variedades habituales de lechuga incluida la escarola y como siempre la cebolla y otras variedades que encontraréis en los viveros.

    De finales de julio a finales de febrero existen muchas posibilidades para seguir plantando hortalizas, verduras y hierbas en tu huerto. A continuación os informamos de algunas de estas opciones.

    Ajos

    En zonas cálidas se pueden sembrar de octubre a enero y en las frías, de enero a marzo. El proceso requiere colocar los dientes de ajo con la punta, que asome por la tierra y hacia arriba. Entre diente y diente debe haber una distancia de unos 10 centímetros. Se puede juntar en el mismo recipiente con fresas, lechugas, tomates, zanahorias y cualquier otra planta de ciclo largo.

    Apios

    En semillero protegido se suelen sembrar entre febrero y marzo. Existen diversas variedades, como los verdes y los dorados. La reproducción se realiza mediante semillas que deben permanecer a una temperatura superior a los 24ºC. Debemos dejar una separación de 25 centímetros, para los dorados, y de 40 para los verdes. Es combinable con pepinos, puerros, espinacas, coles, tomates, judías, rábanos y lechugas.

    Berenjenas

    Son sensibles al frío, por ello es mejor utilizar un semillero protegido entre febrero y marzo con una temperatura entre 27 y 32ºC. Se suele dejar un margen de 40 a 50 centímetros entre cada una. No es aconsejable juntarlas con otras plantas.

    Escarolas

    En semillero protegido se suelen sembrar entre enero y febrero. Es necesario dejar un espacio de 20 a 25 entre cada semilla. Se puede asociar con ajos y cebollas.

    Pepinos

    En semillero protegido se suelen sembrar entre febrero y abril. Esta planta trepadora se origina en semillas que para germinar necesitan una temperatura mínima de 20ºC. Se pueden juntar con guisantes, lechugas, zanahorias, cebollas, apios y espinacas.

    Perejil

    Evitando las heladas, se puede sembrar durante todo el año. Las semillas pueden tardar un mes en germinar y necesita riegos copiosos. Se pueden combinar con tomates y apios.

    Pimientos

    En semillero protegido se suelen sembrar entre febrero y marzo. Las semillas acostumbran a germinar con una temperatura de 27 a 32ºC. Se pueden conjuntar con tomates y berenjenas.

    Tomates

    Se puede sembrar entre marzo y junio. La separación entre plantas debe ser de un mínimo de 40 centímetros. Es de fácil unión con lechugas, escarolas, espinacas, coles, ajos, cebollas, rábanos, albahaca y perejil.

    Zanahorias

    Esta planta bianual requiere que su siembra se realice a un centímetro de profundidad con una separación de dos centímetros entre cada semilla. Se puede compaginar con cebollas, ajos, tomates, rábanos, guisantes y lechugas.

    Recuerda que ya te hemos hablado de una serie de hortalizas y verduras que se pueden plantar durante todo el año: como es el caso de las acelgas, las lechugas, los rábanos.

    Verduras, hortalizas y hierbas para sembrar durante el otoño

    A veces cuando llega este último trimestre del año en el que los días son más cortos y las horas de luz disminuyen mucho, podría parecer que se ha acabado la época para sembrar verduras y hortalizas. Pero no es del todo cierto. Aún existe un tiempo para disfrutar de las acelgas, las lechugas, los nabos, los rábanos, los canónigos, la albahaca o la menta, entre otras posibilidades. La mayoría se puede sembrar durante todo el año salvando las épocas más extremas (mucho calor y mucho frío). A continuación vemos algunas de estas opciones.

    Acelgas

    Si vivimos en una zona de clima templado, se puede sembrar todo el año. En cambio en áreas frías, es preferible que esperemos a finales del invierno, ya que son muy sensibles a las heladas. Podemos colocar dos o tres semillas directamente en la tierra y cuando hayan crecido unos diez centímetros descartar aquellas que no se hayan desarrollado de forma óptima.

    Lechugas

    Como en el caso de las acelgas, se siembra dos o tres semillas. En cambio no es necesario profundizar mucho en la tierra. Cada grupo de semillas debe estar separado por uno o dos centímetros de margen.

    Rábanos

    El método de sembrado es en hileras. Hay que tener en cuenta que la germinación se realiza en unos cuatro días, así que es necesario estar pendientes para cambiarlas de sitio y dejar unos cinco centímetros de espacio entre cada rábano.

    Canónigos

    El mejor periodo es a finales de verano y durante el otoño. Un consejo útil es mantener las semillas en remojo la noche anterior a su siembra.

¡Ey! Nos gusta contarte lo que se cuece en nuestros huertos ¿te vienes?

Te diremos lo que nos traemos entre manos, consejos para cultivar, recetas de cocina saludable, o noticias impactantes ¡como el nacimiento de un corderito!

 

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